Mi niño regular llegó a la Gaviota desde muy chiquito. A mí me motivo inscribirlo para que conociera desde pequeño lo que era la discapacidad, para que no la viera como algo raro, sino que viera niños normales que podían jugar y convivir con él.

El haberlo traído a la Gaviota ayudo a que conociera la diversidad, el tener un trato igualitario, para que se formará con valores, integración y con una sensibilidad que en otras escuela no iba a tener. Ahora con el paso de los años lo he comprobado. Es un adolescente con muchos valores, que defiende y respeta y esto lo adquirió en la Gaviota IAP.

Mis experiencias…

Durante mi estancia en la Gaviota he vivido muchas experiencias emotivas, desde ver cuando un niño comienza a comunicarse, cuando un niño que no comprendía, que estaba en su mundo  empieza a despertar a convivir e integrarse. Este tipo de cosas para mi representan gran satisfacción.

Por ejemplo, este ciclo escolar, teníamos el caso de una pequeña que no se comunicaba , totalmente retraída y de repente empieza a sonreír, esos momentos son perdurables y se han quedado conmigo durante estos 18 años que llevo en la Gaviota.

Cada niño que ha estado en la Gaviota te roba un pedazo de tu corazón. Por eso, una acaba diciendo “mi niño”, porque se vuelven parte de ti. La verdad es que todos los niños con discapacidad son maravillosos.  En especial, los pequeños con síndrome de Down me han robado un poco más el corazón porque son niños más cariñosos; aunque en general, poder ver los logros de cada uno de ellos también roba el alma.

Los niños de desarrollo regular son los que te dan mucha energía, porque son los que llegan, te abrazan, te jalan, te solicitan.

¿Y las inscripciones?

Durante todo el año, la Gaviota tienen inscripciones abiertas así que en todo momento llegan nuevos pequeños y es una gran ilusión poder saber todo lo que les puedes ayudar a aprender y a desarrollar.  Siempre que ves un nuevo niño también representa un nuevo reto y sí te entra está parte de pensar “cómo voy a transmitir a los papás las necesidades de su niño”; ya que hay veces que los papás llegan un poco cerrados o negados hacia la discapacidad que tiene su hijo…son retos contantes.

Cada niño que se inscribe se tiene que ver como un potencial y a sus papás como otro potencial, quienes serán los que empujen al pequeño  y los saquen adelante.

Mensaje a la comunidad:

El proyecto de la Gaviota no puedo decir que es único en el país pero sí es de los pocos con un programa inclusivo en educación preescolar. Aunque muchas escuelas se manejan como inclusivas, solamente vemos a uno o dos niños con discapacidad en cada salón y no admiten a más.

La Gaviota no solo trabaja en conjunto, sino quiere dar a conocer a México las posibilidades que hay de trabajo igualitario, de que todos los niños pueden convivir en un ambiente, no en dónde nada más se beneficien los niños con discapacidad por estar con niños regulares. Nos ha tocado ver que cuando los niños salen de la Gaviota, los papás son los que más añoran a la institución, porque afuera no hay escuelas como éstas.

Es una tristeza que se hable mucho de la inclusión y realmente no se lleve a cabo cómo se debería. En muchos lugares hacen integración pero dejan a un lado la inclusión. Lo hacen desde escuelas con niños regulares, en donde tienen a pequeños que incluso no les hacen caso.

El mensaje que le daría a la gente es que vengan a la institución, que la conozcan, que se interesen sobre nuestro modelo de educación inclusiva. Que piensen que la discapacidad no es sólo de los niños, sino todos vamos a llegar a tener en algún momento de nuestras vidas, alguna discapacidad.

Recuerden que el que los niños regulares convivan con niños con alguna discapacidad es lo mejor, les va a permitir entender el entorno, no discriminar y les dará una educación más respetable e inclusiva.

Yo les invita a que nos conozcan con una visita a nuestras instalaciones o a través de nuestras redes sociales: www.lagaviotaiap.org